La seguridad de tu casa comienza con cuidados simples y cambios de algunos comportamientos. Si estás atento, vas a disminuir las chances de accidentes, asaltos y problemas que podrían ser evitados.
Cuando decidís contratar aun empleado, pedí referencias con amigos y personas de tu confianza. Es importante que le entregues a ellos solamente las llaves necesarias. Evitá compartir contraseñas o códigos de seguridad.
Por precaución, es importante que atiendas la desaparición de pequeños objetos, no comentes sobre los bienes o valores que tenés en casa y observá el comportamiento de cada uno de tus empleados.
Si tus empleados son responsables de cuidar a alguien, prestá atención a cambios de comportamiento o de humor y a la aparición de lesiones y hematomas en niños y ancianos.
Si tenés ancianos en casa, sabés que ellos necesitan de cuidados y atención especial. Para que tu casa sea un ambiente seguro, podés instalar barras de hierro en baños y escaleras y colocar pisos anti deslizantes.
Evitar también que salgan solos para hacer compras o pagos. Enseñarles a no usar joyas y ropas que llamen la atención, principalmente, explicarles sobre los peligros de hablar con extraños.
También enseñarles a desconectar el teléfono al recibir llamadas con voces alteradas, principalmente de llanto simulando un secuestro de familiares, y estar atentos si la persona que llama le ofrece premios por medio de supuestos billetes premiados o ganadores.
Podes ayudar también de otras formas:
Todas las normas de seguridad en predios son decididas en asambleas con los inquilinos. Es importante que el predio tenga un sistema de seguridad que cuente con iluminación en todas las entradas y accesos, cámaras de seguridad en locales estratégicos y alarmas en centrales de monitoreo. Muros y rejas deben tener altura suficiente para proteger el área interna.
Además de esto, hay otros cuidados que también son importantes: